Si en las últimas decadas la enfermedad de moda era el SIDA, la actual es la depresión.
Por si aún no se han dando cuenta, estamos todos deprimidos.
Quienes nos llevan ventaja en esta materia, son los depresivos
endógenos, esos estan en rehabilitación desde antes de ser escupidos a
tierra.
El resto no queremos admitirlo. Como marea nos azotamos constantemente
contra la orilla, como si fracasar fuese nuestro hobby por antonomasia.
Comprate un LED nuevo, el viejo esta obsoleto por no tener 3D de libre parpadeo.
En nuestros empleos estamos aburridos, y también muy cansados como para
hacer algo al respecto. La rutina y los horarios de trabajo han
sepultado, aquel joven lleno de intereses e ideales, más tarde
reemplazados por alcohol y drogas. Entonces los evocamos, cuando ya
estan bien muertos.
Nuestra pareja es preciosa y la queremos, pero estamos aburridos; se ha vuelto predecible.
Sentimos que hay alguién allá afuera que podría ser mejor, cuando en el fondo, a quién debemos cambiar es a nosotros mismos.
Despertamos un día lunes; la alarma nos escupe con fuerza lo miserable
de nuestras vidas. Ansiamos la llegada del Viernes, para ahogarnos en un
pisco barato, que nos vomite al lunes siguiente.
3 comentarios:
wow, este es un canto de vencidos
Es la elegía del individuo programado.
jajajaja INger casí me mata cuano lo descubrió, que tiempos aquellos.
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